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Casa de los Hernández Oramas

El párroco local, José López Bautista, dejó esta casa en herencia a su sobrino, José Hernández Bautista. Este se encargó de la reconstrucción de la vivienda tras un incendio acaecido en 1817, que la destruyó totalmente. En 1826 compró el inmueble adyacente, que también fue afectado por las llamas, para convertirla en el jardín que hoy delimita la fachada oriental.

José Hernández falleció en 1832 sin terminar el proyecto de reconstrucción. Fue su hijo Antonio Hernández Oramas, casado con Mª Rosario Oramas Hernández, quien terminó de acondicionarla. Una vez fallecido, la casa quedó en propiedad de la esposa, quien fue muy conocida en el pueblo por su gran labor caritativa y cultural, a la que dedicó parte de su vida. En su honor, la plaza donde está situada dicha casa lleva su nombre.

Destaca la fachada principal, de marcado carácter neoclásico, los huecos enmarcados de cantería, adintelados y planos, sin antepecho y con repisas labradas en el alféizar, coronadas en la planta alta por balcones de balaustres de hierro.

 

Mª Rosario Oramas Hernández (1817-1899)

 

Rosario Oramas formaba parte de una de las familias más importantes del pueblo en esa época. Contrae matrimonio con el capitán Don Antonio Hernández Oramas, que alcanzó posteriormente el grado de Teniente Coronel. Este fallece en 1854 tras trece años de matrimonio con el que tuvo cinco hijos que mueren a poco de nacer. Vuelve a contraer matrimonio en 1857 con don Jesús Mª Delgado Bermúdez, natural de Puerto Rico, originario de Icod, copropietario de la Casa de Comercio “Oramas Hernández y Cía” y 17 años más joven que ella, con quien no tuvo descendencia. Su esposo muere en 1867 dejando una cuantiosa herencia en inmuebles.

 

Rosario dedicó buena parte de su vida a obras de caridad, mejorar la Parroquia, el cementerio y Calvario y a promocionar la música. También fue Mayordomo de la Cofradía del Santísimo, así como de la cofradía de las Ánimas, donando el dinero para la construcción de un catafalco en esta última. En la ermita de San José realizó varias remodelaciones y adquirió enseres para su decoro.

 

Fallece a los 72 años de edad. Fue enterrada entre los sepulcros de sus dos maridos como ella había predispuesto en el cementerio del municipio. Deja la mayoría de sus bienes a sus hermanos y sobrinos, quedando excluidos los de su hermano Francisco de Sales por no ser aceptados.